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Nueva Derecha vs. Vieja Derecha Capítulo 9: ¿Culpa Nuestra?

5-10-2023 < Counter Currents 29 3419 words
 

William Blake, “The Conversion of Saul”


3.216 palabras


English original here, see also French, German, PolishSwedish


Capítulo 1 aquí, Capítulo 8 aquí


El sistema estadounidense actual ha provocado que la tasa de natalidad caiga por debajo del nivel de reemplazo, mientras inunda el país con inmigrantes no Blancos, legales e ilegales, que se reproducen rápidamente; promueve la integración racial, el mestizaje, la discriminación anti-Blanca, el multiculturalismo y la adoración a la diversidad; denigra los logros de los Blancos y patologiza el etnocentrismo y el orgullo Blanco, mientras azuza el resentimiento, la sed de privilegios y la belicosidad de los no-Blancos; y aparentemente no conoce límites.


Si estas condiciones continúan, nuestra raza desaparecerá. Y, dado que el genocidio no es sólo definido como el asesinato de gente, sino también la creación de condiciones contrarias a su supervivencia a largo plazo, el sistema vigente no es sólo anti-Blanco, es genocidamente anti-Blanco.


Una afirmación habitual entre los conservadores racialmente conscientes y los Nacionalistas Blancos es que este genocidio a cámara lenta es “culpa nuestra”, algunas veces incluso “sólo culpa nuestra”. Por dar dos ejemplos recientes, Patrick Buchanan tituló su último libro sobre el declive Blanco Suicide of a Superpower.[1] Alex Kurtagić, en una conferencia de American Renaissance en 2012, dijo: “El hombre occidental se ha buscado la ruina (…) el hombre occidental se ha convertido en su peor enemigo, al abrir las fronteras al resto del mundo y, de ese modo, al ‘apoyar su propio declive’”. (Para más ejemplos, véase la discusión de Tanstaafl sobre el “meme del suicidio” en Age of Treason.)[2]


1. La afirmación de que la desposesión Blanca es enteramente culpa nuestra es absurda, ya que niega que otros grupos ejerzan algún tipo de acción y tengan responsabilidad alguna. Exculpa a los no-Blancos que invaden tierra Blanca, expulsándonos de nuestros hogares, destruyendo nuestra cultura y excluyendo a nuestra posteridad.


Pero es más que absurdo. Es repugnante. Quiere decir que las víctimas Blancas de los violadores, ladrones y asesinos no Blancos son responsables de su sufrimiento, pero sus asaltantes no. Quiere decir que Christopher Newsom y Channon Christian fueron responsables de su propia tortura y asesinato a manos de una banda de Negros, no los propios Negros.


Los Blancos, sin embargo, encuentran irresistibles tan graves afirmaciones, ya que incluso cuando nos autoflagelamos por ser responsables de todos los males del mundo, secretamente disfrutamos el hecho de que somos los amos del mundo, el único pueblo que importa y el único pueblo que hace historia.


Pero, al final, a la hora de la verdad, la gente que cree ser culpable de todo el mal del mundo dará paso y cederá ante el empuje de la gente que cree ser moralmente justa. La culpa Blanca es promovida para abrir el camino a la desposesión Blanca y al genocidio Blanco.


2. Siempre que oigas hablar de lo que “nos estamos” haciendo “a nosotros mismos”, deberías sospechar. Dado que los colectivos no actúan. Son los individuos y las pequeñas élites afines quienes actúan en su nombre. En toda sociedad, están los que mandan y los que obedecen. Están aquéllos que hacen las cosas, y aquéllos a los que se les hacen las cosas.


Así, “Estados Unidos” no se está suicidando. Algunos estadounidenses están destruyendo el país en perjuicio del resto de nosotros, porque les es ventajoso. Y, si uno observa quiénes son los que están promoviendo y sacando provecho de la situación de decadencia de Estados Unidos, los Judíos se encuentran enormemente sobrerrepresentados entre ellos, aunque también hay culpables Blancos.


3. Antes de sopesar en qué sentido los Blancos son responsables de su propia situación, debemos dejar claro que en el 90% de las veces la afirmación de que es “culpa nuestra” no es una proposición seria y sincera. Por lo tanto, sería una tontería analizarla como tal. La mayoría de las veces, la afirmación de que la desposesión Blanca es “culpa nuestra” realmente significa una cosa: que no es culpa de la comunidad Judía organizada. El propósito principal de culpar a los Blancos es simplemente evitar culpar a los Judíos. Dejando de lado la cuestión de la plausibilidad, uno también podría culpar a Dios, a las brujas o a los alienígenas, con tal de desviar la atención de los Judíos.


Buchanan, por ejemplo, sabe que muchas de las políticas destructivas que él relata en su libro fueron impulsadas por la comunidad Judía organizada para aumentar su poder a expensas de los Blancos. Pero Buchanan ha elegido jugar según las reglas semíticamente correctas, tratando a los Judíos como parte del “nosotros” cuando afirma que “nosotros” somos los que nos estamos haciendo daño. Lo que sea que Kurtagić piense realmente que está pasando, tenía que culpar a los Blancos, porque American Renaissance prohíbe a los Nacionalistas Blancos criticar a los Judíos (mientras patrocina a Judíos que critican a los Nacionalistas Blancos).


Así que, nueve de cada diez veces, cuando alguien afirma que es “culpa nuestra”, es un intento deshonesto de evitar hablar sobre la cuestión Judía. Por supuesto, los motivos, y por lo tanto la culpabilidad, de estas mentiras varían. Algunas las dicen sinceros defensores Blancos haciendo uso del disimulo. Otras las dicen los Judíos, esperando evitar que los Blancos se resistan eficazmente a su genocidio.


4, Algunos defensores Blancos argumentan que no todos nosotros deberíamos hablar del problema Judío. La educación se lleva a cabo por etapas. Uno no estudia geometría antes que aritmética. Antes de que uno pueda entender el papel Judío en el problema racial, debe entender que hay un problema racial en primer lugar. Primero debemos conocer los hechos. Luego podemos llegar a la explicación. Además, la gente ha tenido el cerebro lavado por el igualitarismo racial durante tanto tiempo que es muy difícil que los hagamos pensar sobre la Raza de forma crítica. La tarea es aún más difícil si se añade la cuestión Judía, debido a los seis millones de maneras en que nuestra gente ha sido amaestrada respecto a los Judíos: desde las iglesias, las escuelas, los medios de masas y la cultura popular.


Este argumento tiene mérito, pero no justifica mentir sobre el “suicidio” de Occidente. Una cosa es enfocarse en educar a nuestra gente sobre el problema racial y dejar la cuestión Judía para otros. Otra muy distinta es encubrir a los Judíos al afirmar que ellos son Blancos como nosotros y que nosotros somos la causa de nuestra propia desposesión.


Si uno desea enfocarse únicamente en la cuestión racial, entonces ¿cómo debería responder cuando surja la cuestión Judía? Una respuesta honesta es simplemente señalar que hay un debate dentro de la comunidad de defensores Blancos sobre el rol Judío en la desposesión Blanca. Esta respuesta no toma partido, pero tampoco miente ni omite ninguna verdad. No conlleva complicidad ni encubrimiento de la subversión Judía. Uno debería afirmarlo llanamente y luego volver al tema en cuestión.


5. Ahora que hemos lidiado con el uso deshonesto del meme de “es culpa nuestra”, podemos ocuparnos de la cuestión real: ¿hasta qué punto el genocidio Blanco es culpa nuestra? Yo creo que el genocidio Blanco es, hasta cierto punto, culpa nuestra. Por tanto, la desposesión Blanca no es enteramente culpa de los Judíos. Los Judíos no pudieron habernos hecho esto sin la colaboración de una parte de los Blancos.


6. Pero tenemos que analizar que se entiende aquí con “culpa”. En el sentido mínimo, tener la culpa se refiere a ser un factor causal de la propia caída. El sentido más fuerte de “culpa” es específicamente el de culpabilidad moral. La culpabilidad moral depende de dos factores: poder y conocimiento. Cuanto más poder se tiene para promover o detener el genocidio Blanco, más responsabilidad se tiene. Cuanto más conocimiento se tiene del genocidio Blanco, más responsabilidad se tiene.


El hecho de que muchos Blancos piensen que es moral promover la destrucción de su propio pueblo no es excusa. Ellos saben muy bien que están haciendo daño a la gente, evadiendo la realidad y diciendo mentiras, incluso si piensan que eso está justificado por sus fines últimos.


También hay otro sentido en el cual la ignorancia moral nunca debería ser utilizada como excusa, dado que por encima de cualquier imperativo moral está el imperativo moral de conocer la verdad sobre lo correcto y lo incorrecto. Debemos saber qué debemos hacer. La gente que funciona según sistemas morales falsos debería saberlo. Todos deberíamos saberlo, porque todos deberíamos hacer lo correcto.


También se puede ser moralmente inocente. Uno puede, por ejemplo, tener las mejores intenciones y contribuir al mal por estar inmerso en un sistema que transforma las buenas intenciones y los buenos actos en malos resultados. Pero una vez que uno se da cuenta de cómo sus actos decentes se pervierten para servir a fines malvados, es su responsabilidad cambiar el sistema que le hace cómplice del mal.


Puede que sea imposible desconectarse por completo de un sistema malvado. O incluso si es posible, puede que uno sea completamente incapaz de cambiar el sistema. Uno podría tener que retirarse completamente de la sociedad y vivir bajo un puente. Pero si todo el que se diera cuenta de la maldad de nuestro sistema simplemente se retirase para salvar su propia alma de una mayor culpabilidad, el Sistema sólo saldría fortalecido. El imperativo más elevado, empero, no es mantener la bondad del alma propia. El imperativo más elevado es combatir el mal. Por lo tanto, uno debe mantenerse conectado al Sistema, independientemente de los costes personales, y hacer todo lo posible para cambiarlo. Y siempre que se trabaje realmente para cambiarlo, no se incurre en más mal karma.


El sentido más débil de “culpa” es simplemente una vulnerabilidad, un talón de Aquiles. Las personas tienen debilidades. No son inmorales per se. Pero la forma en que uno afronta sus debilidades es un asunto moral. Concretamente, si uno es consciente de sus debilidades y de cómo pueden ser utilizadas por otros para promover fines malvados, uno tiene la responsabilidad de impedirlo.


7, Los Blancos más culpables son los políticos, empresarios e intelectuales poderosos que han entregado el control sobre nuestro destino a los Judíos. Algo menos culpables son los Blancos poderosos que son producto del sistema actual y que colaboran con los no-Blancos promoviendo políticas anti-Blancas: acción afirmativa, integración racial, inmigración no-Blanca, multiculturalismo, globalización, mestizaje, culpa Blanca, etc. Esta gente merece un castigo.


8. Por supuesto, los crímenes de comisión son peores que los crímenes de omisión. Pero el hecho es que los Blancos poderosos que simplemente no hacen nada para frenar el genocidio Blanco son más culpables que los que carecen de poder.


9. Para las personas con poder, el desconocimiento de cómo las tendencias a largo plazo afectan a su gente no es excusa, porque parte de su responsabilidad es saber tales cosas. Deberían saberlo.


10. La mayoría de los Blancos carecen relativamente de poder. Vamos de pasajeros. Pero la mayoría de los Blancos sin poder todavía comparten los valores universalistas, altruistas, anti-etnocéntricos de los Blancos que activamente nos están traicionando. Muchos otros comparten los valores individualistas, egoístas, cínicos y malvados de aquéllos que activamente nos traicionan simplemente por dinero y poder.


Los traidores Blancos serían muchos menos si sus acciones fueran vistas como malvadas por la mayoría de la comunidad Blanca. Así, todos los Blancos que comparten los valores que promueven el genocidio Blanco también comparten un cierto grado de complicidad.


11. Pero, ¿y qué hay de los Blancos que rechazan el genocidio Blanco y los valores que lo promueven? Uno no puede salvarse simplemente por rechazar ideas mortíferas, pues si permanece al margen y no hace nada para detenerlas, sigue siendo todavía un poco culpable del resultado.


12. Peores son aún aquéllos que conocen perfectamente el daño y sufrimiento que sufre nuestra raza y deciden “hacer algo”, pero entonces hacen algo contraproducente. Es mejor no hacer nada que hacer algo contraproducente. Por supuesto que los hombres serios tienen discrepancias sobre lo que es productivo. Pero hay formas mejores y peores de gestionar los conflictos. Y el problema más profundo es que, para empezar, nos faltan hombres serios. Pero, si se comprende el peligro de la situación, simplemente no hay margen para la bufonería.


13. Puesto que todos los Blancos, en un momento u otro, caemos en las categorías nombradas, todos somos culpables ―en grados muy diversos― de nuestro declive racial. Todos los Blancos tienen algo de responsabilidad, aunque los Blancos en su conjunto no tengan toda la responsabilidad.


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Pero una vez que uno comprende sus errores y aprende cómo evitarlos en el futuro, no tiene sentido vivir en el pasado. Nuestro objetivo como Nacionalistas Blancos debería ser no tener más culpa del genocidio que hay en marcha contra nosotros. Y la forma de hacerlo es: 1) comprender el problema desde la raíz; 2) rechazar todas las causas de este atolladero, y 3) trabajar activamente por la salvación de nuestra raza. Hasta que no lo hagas, seguirás siendo parte del problema.


Hay diferentes formas de trabajar por la salvación de nuestra raza. Tú decides tu nivel de explicitud e implicación, y los demás lo aceptaremos. Pero, hagas lo que hagas, asegúrate de que cuente y hazlo lo mejor que puedas. Debes cumplir tu deber, y tu primer deber es determinar cuál es.


14.  Pero no se trata sólo de que los Blancos, individualmente, seamos más o menos culpables de nuestro propio genocidio. Puesto que el genocidio no es sólo un asunto individual. También es una cuestión sistémica. El sistema liberal, democrático y capitalista propicia por sí solo el genocidio Blanco, incluso sin la participación Judía.


El poder y la influencia Judíos tienen una larga historia. Pero la hegemonía Judía de hoy es un fenómeno relativamente reciente. Ciertamente, estaba bien avanzada cuando la cábala Judía en torno a Woodrow Wilson metió a EE.UU. en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el lobby Judío fue derrotado en 1924 por los restriccionistas inmigratorios. A partir de la presidencia de Franklin Delano Roosevelt, sin embargo, la hegemonía Judía quedó firmemente establecida, y los Judíos han ido de victoria en victoria.


Es justo decir que los Judíos fueron los principales arquitectos, organizadores, defensores y beneficiarios de este sistema genocida anti-Blanco. Pero aun si los Judíos construyeron la superestructura, los Blancos pusieron los cimientos mucho antes del surgimiento de la hegemonía Judía.


Los capitalistas Blancos promovieron oleada tras oleada de inmigración de poblaciones Blancas y no Blancas cada vez más heterogéneas con el fin de obtener ventajas sobre la clase obrera nativa. (La gran mayoría de los Judíos estadounidenses llegaron aquí como inmigrantes, atraídos por la lógica antinacional y antirracial del capitalismo.)


Los empresarios Blancos compraban esclavos Negros y contrataban culíes[3] chinos en vez de pagar sueldos dignos a los trabajadores Blancos. (El hecho de que los Judíos estuvieran entre los vendedores de esclavos es intranscendente. No podrían haberlos vendido si nadie los comprase.)


El universalismo, el igualitarismo y el altruismo racial de los Blancos que sostienen el Sistema es algo enteramente ajeno al judaísmo. Sus raíces se encuentran en la filosofía griega de derecho natural, el cristianismo y el liberalismo de la Ilustración. Estos valores llevaron a los estadounidenses a librar una sangrienta y devastadora guerra civil, en gran medida en relación con la esclavitud de los Negros, mucho antes del auge de la hegemonía Judía.


Como señala Patrick Buchanan en Suicide of a Superpower, los valores materialistas de la democracia liberal han provocado un descenso de la fertilidad en todos los países del Primer Mundo, incluidos Israel y los países Amarillos, que carecen de élites Judías hostiles. Si se combina este sistema con el igualitarismo racial y el altruismo y la inmigración no-Blanca que existía en Estados Unidos antes de la hegemonía Judía, se llega básicamente al mismo sistema que nos está matando hoy. En otras palabras, es concebible que el actual sistema estadounidense se hubiera desarrollado siguiendo esencialmente las mismas líneas, incluso si los Judíos nunca hubieran puesto un pie en nuestras costas.


Esto significa que si los Judíos se marcharan de repente mañana, pero el sistema capitalista y los valores universalistas e igualitarios siguieran vigentes, nuestra raza aún se mantendría en el camino hacia la extinción. Por lo tanto, necesitamos hacer algo más que simplemente separarnos de otras razas. Necesitamos llegar a las raíces más profundas del problema: las debilidades morales, políticas y económicas que los Judíos están explotando con tanta eficacia.


15. No tenemos, sin embargo, derecho a ignorar la realidad sólo porque podría haber sido diferente. Y la realidad a la que nos enfrentamos es el dominio de una élite Judía hostil que promueve el genocidio contra los Blancos. Los Judíos no son los únicos miembros de la coalición gobernante, pero son los socios hegemónicos que determinan la dirección general del Sistema y lo han subordinado a sus propios intereses étnicos. Todos los demás grupos de la coalición gobernante ―ecologistas, sindicatos, feministas, homosexuales― se ven relegados a un segundo plano cuando sus intereses entran en conflicto con la agenda Judía del genocidio Blanco.


16. Es más, los Judíos son los principales guardianes del sistema actual. Incluso si uno desea criticar y cambiar este sistema sin mencionar a los Judíos, tan pronto como presente un desafío creíble, se encontrará con la oposición de los Judíos actuando como Judíos para asegurar sus intereses colectivos. A veces no podemos elegir a nuestro enemigo porque él ya nos ha elegido a nosotros. En última instancia, no hay forma de que los Blancos recuperemos el control de nuestro destino sin nombrar explícitamente el poder Judío y luchar contra él. Como dijo Alex Linder, no hay más salida que a través de los Judíos.


17. Asignar culpa a los Blancos no disminuye en modo alguno la culpabilidad Judía. Si tontamente camino hacia un barrio Negro y me asesinan, mi estupidez no reduce la culpa del asaltante. No transforma el homicidio en suicidio ni absuelve al asesino de su crimen. De la misma forma, a causa de las debilidades, los vicios y las locuras Blancas, la comunidad Judía organizada está ahora cometiendo un genocidio contra nuestra raza. Pero eso no altera los hechos: los Blancos no nos estamos suicidando, sino que somos blanco de un genocidio.


18. Culpar a los Blancos de nuestra situación actual es análogo a que un médico trate el cáncer de pulmón con un severo sermón sobre la necesidad de dejar de fumar. Sí, los fumadores son responsables de su cáncer. Pero culpar no es lo mismo que curar. Cuando ya se tiene cáncer, es demasiado tarde para cambiar de estilo de vida para prevenirlo. Primero hay que extirpar el tumor. Luego, si se sobrevive a la operación, uno puede trabajar en los cambios de estilo de vida necesarios para asegurarse de que el cáncer no regrese.


Sí, los Blancos somos, en gran parte, responsables de nuestra situación. Padecemos un mal liderazgo, unos malos valores y un sistema político y económico etnocida que nos ha hecho vulnerables al reemplazo racial y a la toma de poder por una élite Judía hostil. Nos encargaremos de estos problemas. Pero, primero, tenemos que extirpar el cáncer que nos está matando. Tenemos que recuperar el control sobre nuestro destino y separarnos de las demás razas. Entonces, si sobrevivimos, podemos trabajar en la creación de un nuevo sistema que garantice que esto no vuelva a ocurrir nunca más.


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Notas


[1] Suicidio de una Superpotencia.


[2] http://age-of-treason.com/?s=suicide+ meme


[3] Nombre dado por los colonos ingleses de la India y China al trabajador o criado nativo, y que también se usa, en general, para designar al trabajador de origen oriental (nota del traductor).







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